martes, 19 de junio de 2012


Desde pequeñitos nos dicen que tenemos que ser niños buenos, modelos a seguir. Nos enseñan a compartir, perdonar, ayudar a los demás... yo como una niña buena que era lo cumplía todo, ¿y sabéis qué? me he llevado palos a espuertas. Se aprovechan de los buenos porque somos buenos, nos utilizan, nos humillan y nos abandonan cuando ya no nos necesitan más.
Me he cansado de ser buena, me he hartado de mirar como los demás son felices a mis espaldas, cómo me abandonan las personas en las que confío y me dejan en el olvido, teniéndome solo para necesidades. Estoy cansada de verme abandonada como un muñeco de trapo cuando me cuentan cosas geniales en las que se olvidaron de que yo estaba esperando un simple aviso. ME HE HARTADO DE SER BUENA.
Me hecho fuerte, de piedra, nada ni nadie puede conmigo. Ahora todo me da igual, no importa qué hagan o qué digan, me es indiferente. Soy una persona dura, fría, insensible. Nunca más me verás llorar, ni volverás a ver esa mirada de tristeza en mis ojos, simplemente contestaré con una sonrisa y haré como si nada hubiese pasado. Eso sí, me callaré, me callaré por no soltar dos verdades como puños y dejarte por los suelos, verdades que seguramente te harán daño, pero nunca tanto como el que a mí me hicieron, verdades que me dieron motivos para que perdieras mi confianza.
Quiero empezar una nueva etapa, dejar salir a mi yo retenida durante años, esa Alba que sabe defenderse solo con palabras, que es capaz de arruinarte la vida con un simple gesto, mi otro yo que ha nacido del dolor creado en mi interior por un exceso de bondad.
No me arrepiento de nada, no me arrepiento de cerrarme a los demás, ni de dar esa imagen de lejanía. Lo que puedes tener por seguro es que nunca, jamás, volveré a pasarlo mal.