Es Lunes de Pentecostés, me despiertan de madrugada para verla, pero ya no es como antes, ya no tengo que vestirme y salir a la calle, solo enciendo mi televisión, ahí está más bonita que nunca, y yo no puedo verla, tengo que conformarme con imágenes y un recuerdo de mi infancia, en la que llena de ilusión, me levantaba con los ojitos cerrados, mi madre me vestía y andaba por la aldea, para verte y rezarte y poder decirte ¡GUAPA!
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