sábado, 24 de diciembre de 2011

El mantel

Como cada año, preparamos la casa desde por la mañana para la cena de Nochebuena. El mantel se cambió hace tiempo de sitio así que no lo encontrábamos, después de dos horas buscando me harté porque no aparecía. Mi padre empezó a llamarme histérico desde arriba, quería enseñarme algo: había encontrado el mantel en un cajón.
-¿Qué pasa que estás ciega? ¿Tan bien has buscado el mantel que no sabías que estaba aquí?
+No lo vi...
-¡Joder siempre igual, no tienes ganas de buscar y dices que no está y me toca a mí buscarlo!
+...
Decidí bajar para relajarme, llevo un día de perros y mi padre no colaboraba. Mi madre le quitó importancia al asunto pero entonces apareció él de nuevo.
-¡Esta niña es una floja, estoy harto, mucho decir que ha buscado y es mentira!
+Pero papá si busque por toda la casa, para un cajón que se me pasa...
-¡Pero mira como al final lo he tenido que buscar yo!
+(¿Sabes que te digo? ¡Que te vas a comer el puto mantel!) ...
Ojalá lo hubiera dicho, si tuviera el valor suficiente... me llevaría la ostia, sí, pero al menos no tendría ganas de coger el maldito mantel y darle con él una ostia al primero que me hable.

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